viernes, 23 de julio de 2010

Bilbao, 16.07.10

Desciendo al infierno empujada por pasadizos sobre una camilla de hospital. De nuevo la ascensión de unidad en unidad. Esta noche de recién estrenada locura , que viene a ser un estado más de la vida, acompañada por mi hermana ese beso fraterno, gloriosa y ubicua piel de ébano. Hemos fumado marihuana y entrado, una vez traspasada la cortina de flecos azules de celofán, en la terraza del Plata. El suelo de cantos que ya no queman mi piel desnuda, una piel sin memoria de haber sido. Entre las mesas a elegir de ese colosal antro, será cualquiera por puro efecto de improvisación porque ya nada nos pertenece.
Había un espectáculo o varios, breves y tímidos que han sido el reconstituyente junto a dos grandes platos: ensalada mixta y huevos rotos con jamón.
Zaragoza es generosa en esta noche cerrada y en mi cuerpo un inyectable de duración: 14 días.
Tomamos un Capuccino y un Vienés, yo.Comenzamos a caminar de nuevo en busca de pequeñas oscuridades que alberguen la concepción de un segundo porro de María, terapias alternativas a lo que se ve. Fumamos tranquilamente por el Coso de la historia, sudario de gentes perdidas, me han aconsejado que no me pierda, que soy gente encantadora. Le gusta conocer gente encantadora, bien. Calles Libertad y Los Martires y volvemos al Plata, esta vez el cabaret oficial. Entrada gratis que es como decir sí, y en unas escuetas sillas de pupitre, nos sentamos. Pedimos la consumición , 11 euros que nos conducen a una plataforma candente y sensual de jóvenes faranduleros que enseñan sus penes y senos y calientan asientos bien duros.
En verdad es la noche que hizo al sexo y el sexo es como arena, un desierto abrasivo.
Tras el cabaret Bigas Luna las orillas del Ebro caudaloso y explotado con playas artificiales, con clubes náuticos donde se celebran banquetes, una gran cantidad de recursos insaciables. El pequeño París español hunde nuestros pasos gloriosos por la avenida de Virginia W. Candados en los puentes, ciudades, iguales, colosales, salvajes, no sé en qué pienso ahora, inmaculadas.

Escribí este fragmento después de salir de la unidad de psiquiatría, después de mi deconstrucción, todo quedó atrás, amigos, hijo, pasado, memoria, hoy ya no soy yo, ahora empiezan las terapias desde mi propia ciudad, quizás nunca debí salir de ella.

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