jueves, 1 de noviembre de 2012

REVOLUCION

Una mujer entra en una sucursal del Imperio Zara. Lleva unos zapatos azul oscuro de ante de corte masculino con cordones, no demasiado viejos aunque sí muy usados. Los compró en una tienda de su barrio, una zapatería pequeña y ordenada de cajas que levantan muros que impiden el deambular normal por ese espacio. Digamos que a esos zapatos les tiene un cariño especial, no fueron caros, 35 euros de matérica ilusión consumista. En Zara las cosas son diferentes, todo es calor y confortabilidad. La mujer, nuestra mujer, ve unos zapatos preciosos que llaman su atención, también de corte masculino, 84 euros de  habitación hacinada de sudor y trabajo las 24 horas. Se despoja de sus zapatos, se coloca los nuevos que se romperán a la velocidad de la luz, y deja los viejos por si alguien pudiera  aprovecharlos. Sale de la tienda y se va con sus zapatos a otra parte. Se siente inmensamente feliz por el intercambio. Por esta vez, el consumo, ha tenido su parte de reciclaje 100% de gran ecología visceral. Y esto en conjunto podría considerarse el despegue hacia un nuevo paradigma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario