jueves, 26 de enero de 2012

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Un tío conocido, va y roba una gallina. La gallina, da unos magníficos huevos de oro, de ahí el afán de robar. Le pillan y le mandan al banquillo, a él y a su cómplice. Dueños de otros gallineros, testifican que sí, que les vieron robarla, pero esos testimonios no son suficientes y demoran un mes la sentencia. Van pasando un mes, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve...De nuevo se sientan los prevaricadores en el banquillo, ya nadie se acuerda del manido robo de la gallina de los güevos de oro, ha pasado tanto  tiempo que al resto de los dueños de otros gallineros les da profundamente lo mismo. Les absuelven, qué bien, se ponen ambos muy contentos, se ríen de los del banquillo de enfrente, qué bien, ahora ya podemos robar en otros gallineros con el beneplácito de la justicia. Esto sí que es un desvarío.

2 comentarios:

  1. Yo por eso he terminado por escuchar Radio Clásica de Radio Nacional de Espania mientras trabajo. Por aquello de decir: "El ser humano es capaz de llegar a mucho más". Aunque claro, ahí tenemos a Wagner, simpatizante nazi. No sé, entrando en detalles todo lo humano da asco. Pero quién soy yo para criticar la conducta humana, si soy humano también. Todo es cuestión de fe, de absurda y ciega fe. Lo utópico y lo amoral, en cierto estrato, van juntos.

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  2. Lo utópico y lo amoral, en cierto estrato, van juntos, cuántos estratos, qué complejidad, sí, damos bastante asco cuando no sabemos para qué se nos dio la inteligencia, que no es lo mismo que la depravación, la corrupción, la aberración, justo pienso en estos adjetivos como en algo fuera de la inteligencia humana, es decir, esos adjetivos van parejos con el instinto de supervivencia, el ansia, la avaricia, la ambición, cosas nada inmortales. Utópico es pensar que se puede cambiar el mundo, porque el mundo somos nosotros y esa miseria que nos castiga y nos retrotrae al pasado primigenio, a los albores.

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