lunes, 19 de septiembre de 2011

AZUL RUSO+LA PIEL QUE HABITO



AZUL RUSO, Patricia Esteban Erlés Zaragoza 1972, esta cuidadísima colección de cuentos constituye una maravillosa manera de pasar la tarde. Con una escritura de singular belleza al estilo de los clásicos, Patricia, Va hilvanando 13 historias unidas entre sí por la fatalidad de un destino inevitable. Nada hay que reprochar en este fabuloso libros de cuentos, de la edición cabe decir que Páginas de Espuma siempre me sorprende con la calidad y elevada estética de sus encuadernaciones. Los colores, la fotografía, toso es hermoso.
Este fin de semana vi por la televisión a Juan Casammayor y a Siruela de Atalanta. Me pareció un muy buen síntoma que editoriales pequeñas tengan cobijo televisivo, ya digo, un buen síntoma.
LA PIEL QUE HABITO
Preámbulo.
Cuando empezó la serie Nip Tuck, me enganché a ella como una bola de navidad a su árbol. Todo en esa serie derrochaba lujo, elegancia, vanidad, perversión, sexo, depravación, bondad y maldad a partes iguales. Los dos cirujanos plásticos me hacían soñar cada noche con su mundo perfecto, sus criaturas vulnerables, su elevada estética y sus caros caprichos. Después empezaron las temporadas, y, como todo lo que dura demasiado, se fastidió. Pero en su origen e inicio, esa serie debía de ser una de las buenas, de las mejores series que yo haya visto nunca.
PEDRO ALMODÓVAR
Entré al cine gratis, es decir, canjeé los puntos de Travel, o sea, no es que entrara gratis, digamos que ya lo había pagado. A los veinte minutos de película pensé que me había equivocado en la elección. A los cincuenta minutos me estaba tronchando con el ortopédico disfraz de tigre y la vulgaridad de su personaje. Después seguí riéndome con los dilatadores para la vagina, era cómico y al mismo tiempo chapucero. La aparición del hermano de Almodóvar en una breve secuencia, con la cara de garrulo que tiene, me pareció un lujo excesivo que no es en nada acertado. Al finalizar con esas letras en rojo y blanco tan vulgares como ciertas secuencias de la película, me ayudó a visualizar en plano mayúsculo, la dimensión de la chapuza. Una vulgar copia, pero, cuando se está más pendiente de querer pisar la alfombra roja que de la propia creación, es cuando uno se estrangula él solito. Sin más.

2 comentarios:

  1. Yo nunca le encontré el punto a las películas de Almodóvar; nunca supe apreciar tanto interés como, según parece, dicen que tienen sus películas. Aunque quizás no sea yo el más indicado para opinar, pues lo mismo me está ocurriendo en el plano literario ahora con Poe, o ya me ocurrió con Vargas Llosa, que tuve que dejar un libro suyo a medio leer, cosa que me fastidia bastante.

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  2. Sobre gustos? Que Almodóvar marcara un camino como director de transgresión no significa que haya evolucionado intelectualmente. Yo creo que no lo ha hecho, o no ha madurado en el sentido académico, qué sé yo, el caso es que a mí La piel que habito me ha parecido lo que ya he dicho: copy. Gracias

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