Cada vez que alguien me pregunta sanamente, ¿ cuando te vas a reincorporar ?. Mi cuerpo tiembla de arriba a abajo, la náusea se me agolpa en la garganta y siento una imperiosa necesidad de huir. Pero...¿huir de qué, de quién?. De mí misma, de todas esas personas que soy, de aquélla azotea de Zaragoza, de unas vivencias que no puedo comprender, de mi mundo cayendo en pedazos, de esta mente tan enferma, Dios mío, te ofrecí mi vida, ¿ te das cuenta ? Ayer tuve sesión corta y medicamentos. Eso me mantiene en una sola persona, pero si cierro los ojos, soy capaz de visualizar toda mi experiencia extrasensorial. Qué enferma estás, Dios mío, dónde vas a trabajar así.
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