El día que me cobraron 2 euros por un paquete de pipas en aquel quiosco de la Concha supe que ese lugar, tan soñado por mí desde pequeño, no era para mí. Ahí comenzó mi declive. Parecerá extraño o absurdo todo lo que estoy diciendo, pero yo así lo veo. Desde entonces me siento extraño, que no es la palabra correcta, sino indefenso, miedoso, huérfano donde quiera que vaya. Sin embargo el próximo miércoles, al lugar donde voy, y aunque no sea ciudad, creo que me voy a sentir bien. Allí sé que alguien espera a que vaya a verla alguna vez. A estas horas todavía no sabe que voy a ir, pero lo sabrá pronto. Seguro que se pone contenta. Como digo en ese lugar voy a sentirme bien, para nada ese vacío que siento en los demás lugares. Es así de sencillo. El amor, sólo el amor, y siempre el amor.
Gracias por dejarme expresar en tu sitio mis pequeñas cosas. Me cuelo aquí como un intruso. Escribo tal vez cosas que nada te podrán importar. Pero a veces uno siente la necesidad de escribir. Yo lo hago aquí, y no sé muy bien por qué. No me enrollo más.
Anónimo, no me parece ni extraño ni absurdo tu comentario, sino más bien, un halago y deferencia al pasar por este sitio.La Concha, Donosti, es un lugar muy caro porque siempre lo ha sido. No en vano fue lugar de veraneo de la realeza. Pero la belleza de ese paisaje es inigualable sin más. Me gusta que expreses lo que quieras, para eso está el comentario, para dejar sin exigencias. Y sí, el amor por encima de todo.
Gracias por responderme de manera tan amable. Esta mañana escribía algo así como que hay una especie de maleficio que me aparta de los pozos dorados que encuentro a mi paso. Aunque suene todo muy simbólico sé muy bien lo que me digo. Hoy es miércoles, y no voy a poder ir a ese lugar, ni voy a poder ver a ese alguien. Cada vez que quiero ir me ocurre algo que me lo impide.
Si en tu deseo está el ir a verla, irás tarde o temprano, los pozos dorados quizá no sean lo que parecen.Deja que te diga algo respecto a darme las gracias por la amabilidad: este es un rincón solitario, tanto como quien lo habita, aunque estemos rodeados de gente, tus comentarios son agua para el sediento, y luz para la oscuridad. Gracias a ti por comprenderlo.
El día que me cobraron 2 euros por un paquete de pipas en aquel quiosco de la Concha supe que ese lugar, tan soñado por mí desde pequeño, no era para mí. Ahí comenzó mi declive. Parecerá extraño o absurdo todo lo que estoy diciendo, pero yo así lo veo. Desde entonces me siento extraño, que no es la palabra correcta, sino indefenso, miedoso, huérfano donde quiera que vaya. Sin embargo el próximo miércoles, al lugar donde voy, y aunque no sea ciudad, creo que me voy a sentir bien. Allí sé que alguien espera a que vaya a verla alguna vez. A estas horas todavía no sabe que voy a ir, pero lo sabrá pronto. Seguro que se pone contenta. Como digo en ese lugar voy a sentirme bien, para nada ese vacío que siento en los demás lugares. Es así de sencillo. El amor, sólo el amor, y siempre el amor.
ResponderEliminarGracias por dejarme expresar en tu sitio mis pequeñas cosas. Me cuelo aquí como un intruso. Escribo tal vez cosas que nada te podrán importar. Pero a veces uno siente la necesidad de escribir. Yo lo hago aquí, y no sé muy bien por qué. No me enrollo más.
Un saludo.
Anónimo, no me parece ni extraño ni absurdo tu comentario, sino más bien, un halago y deferencia al pasar por este sitio.La Concha, Donosti, es un lugar muy caro porque siempre lo ha sido. No en vano fue lugar de veraneo de la realeza. Pero la belleza de ese paisaje es inigualable sin más.
ResponderEliminarMe gusta que expreses lo que quieras, para eso está el comentario, para dejar sin exigencias. Y sí, el amor por encima de todo.
Gracias por responderme de manera tan amable. Esta mañana escribía algo así como que hay una especie de maleficio que me aparta de los pozos dorados que encuentro a mi paso. Aunque suene todo muy simbólico sé muy bien lo que me digo. Hoy es miércoles, y no voy a poder ir a ese lugar, ni voy a poder ver a ese alguien. Cada vez que quiero ir me ocurre algo que me lo impide.
ResponderEliminarSi en tu deseo está el ir a verla, irás tarde o temprano, los pozos dorados quizá no sean lo que parecen.Deja que te diga algo respecto a darme las gracias por la amabilidad: este es un rincón solitario, tanto como quien lo habita, aunque estemos rodeados de gente, tus comentarios son agua para el sediento, y luz para la oscuridad. Gracias a ti por comprenderlo.
ResponderEliminarDe nada.
ResponderEliminarSigue escribiendo; sigue estando.