Algunos días coincido en las duchas con una negra.
Me gusta mirarla de reojo. Porque una mujer que mira a otra con descaro levanta suspicacias. Me gusta ver cómo llena su cuerpo tan negro de espuma tan blanca.
Me gusta ver cómo frota la esponja contra la inmundicia de una piel que sufre su ración de racismo diaria.
Light pero invasivo.
Incisivo en su continuidad.
Tiene unas formas preciosas, esta negra.
Unas ardientes y descomunales medidas, esta negra.
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