Este fin de semana, vi dos películas de igual título, algo diferenciadas.
La primera, Inmortals 3D, es la lucha del hombre por el poder y cómo Los Dioses del Olimpo, ayudan al hombre que quiere desterrar la oscuridad. Así, pasan por nuestros ojos personajes de la filosofía antigua, de la mítica Grecia: Teseo, Freda, Hiperión, Zeus, Atenea y un largo elenco de personajes cuyo denominador común es el mismo:
Todas las almas son inmortales, pero las de los justos, son doblemente inmortales y divinas. Una filosofía muy bien ficcionada, impresiona tanto oro.
La segunda, Los inmortales, con Christopher Lambert y Sean Connery, con el lema: sólo puede quedar uno, y, quien quede, ostentará el poder absoluto. Como en la anterior; si el malo se queda con el poder absoluto de la inmortalidad, el mundo se sumergiría en tinieblas, si es el bueno quien gana, y en éste es así, podrá conocer el futuro con lo que eso supone. En esta película, las cabezas, ruedan a ritmo de lo mejor de la música de Queen y Metall, pero no por ello es más sanguinolenta que la primera, en cualquier caso, constituye un buen principio para abordar la nueva novela del escritor Manuel Vilas.
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