Cuando Gorka y yo veíamos dibujos animados, nuestros favoritos eran Código Lyoko, y dentro de éstos, el personaje de Aelita nos fascinaba, nos fascinaba ver su mano apoyada en la pantalla que la transportaba al mundo virtual. Curiosamente he encontrado en la biblioteca de Kultur Leioa, una edición muy cuidada de la primera novela de ciencia ficción de Alèxei Tolstói pariente. No he podido resistirme a sacarla. También he sacado un libro de Félix J.Palma: El menor espectáculo del mundo.
No sé si fue en tu blog o en el de Carlos Carnicero (no tengo ahora tiempo para repasarlos) donde leí algo así como que la capacidad de asombro en el ser humano se está extiguiendo. Yo me he asombrado hace un par de horas cuando me han contado que un matrimonio se pegó ayer la friolera de más de doscientos kilómetros en coche para comprar un bikini, por supuesto para ella.
ResponderEliminarYo no creo que las facultades, actidudes o aptitudes del ser humano se extingan nunca, simplemente se adormecen.
Un saludo.